Recuerdos… qué decir de ellos (buff)
Tan agradables, tan alternativos
Tan olvidadizos, tan escurridizos
Tan grandes, tan fuertes…
Sensaciones… de qué hablar sobre estas
(por favor)
Enormemente satisfactorias,
alegres, inolvidables, inoportunas, azarosas, exprimidoras, etc.
Simplemente agrandan o menguan al
corazón, el mayor receptor de sensaciones en nuestro cuerpo.
Corazón, qué he de contar… (Madre
mía)
Colores alegres y formales
sintonizados con apagadizos desorganizados, en otras palabras equilibrio.
Recopilación de datos en todos los sentidos: ansia, estrés, desesperación,
gigantismo, rectitud, afectividad... Reunión de miembros (venas, arterias, lóbulos…)
que acuerdan con sumo pesar su cruel realidad, y digo “su” porque eso a
nosotros no nos afecta proporcionalmente hablando, ya que algo recibimos de las
sensaciones totalmente perplejas y desorientadas que padece nuestro cuerpo, ¿o
no? Como decía esta convivencia (la de estos nuestros miembros que realizan en
nuestro cuerpo sin darnos cuenta) consiste en una especie de separación, de
desenfreno entre el bien y el mal, el blanco y el negro (llámalo como quieras).
Estos comensales (nutrientes y agua) intentan dar a entender que debe de haber
una deslocalización dentro de nuestro cuerpo, cosa que ha de producirse debido
a una desligadura una vez nacidos, y tú te preguntarás pero de qué hablo… Pues
hablo de la separación de nuestro corazón y cuerpo con nuestra alma… La vida actúa
por cuenta propia. Mentira, sin corazón no hay vida, y viceversa. Sin embargo y
como contrapunto el alma es la parte más confusa e implacable que existe; como
no la hemos estudiado pues por eso nos atormenta tanto, ya que cuando sabes una
cosa piensas que aunque sea muy difícil para ti no es nada, eso si la controlas
como para no darle importancia (no hablo de fliparse). En fin, hay dos pilares
y uno de ellos tiene dos principios que se buscan y se encuentran, cosa que no
pasa con un pilar y otro, porque nadie nos puede decir: oye esta es tu alma. No.
A pesar de ello, lo que sí
sabemos es que el destino cuenta con un gran papel en este ámbito, él nos rige
nuestra vida (por quien vaya más despistadillo el destino es la mezcla del
sentido común y el ambiente más otros puntos secundarios como el azar). Allí se
encuentra la perfección total ya que es el que rige esa unión tan deseada de
conseguir –equilibrio de cimientos–. ¿Y por qué el destino y no otra cosa?
Sencillo, el destino es el mas allá de donde estás ahora, lo que te sucederá, es
una lista de millones de posibilidades que puedes hacer en una milésima de
segundo que se concentra en una contingencia sola que al final tu mente escoge más
o menos segura de sí misma, ¿entiendes?
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