domingo, 1 de mayo de 2016

Me pregunto muchas cosas: si existe Dios, si tiene sentido tener una pareja actualmente, si vale la pena ser tan recatado, si se aceptan requiebros, si los jilipollas existen o son solo fabulaciones, si la bondad perdurará, si los mayores saben más que nosotros, si la edad es tan importante en nuestras vidas, si los sueños se llegan a cumplir, si…

Aunque yo sabía que no debía hacerme ilusiones, he vuelto a caer. No me quieren más que para un lío, un nombre en una lista de tantos, un follamigo con el que retozar. Pudiera entenderlo… Lo que no soporto es la indiferencia con la que él está llevando el asunto. Desde un primer momento le dije que no quería ser su rollo del verano y no dijo nada, pero no tengo fuerzas para reproches.

Se puede querer a alguien que la tenga enana, pues supongo que sí. Mi primera experiencia sexual fue con un espécimen de esa clase y no vamos a decir que me gustase, pero polla era. Así se pone más en valor mi miembro. Lo cierto es que cuando se la toqué noté un bultillo chiquitito. Cuando él me la tocaba supongo que no notaría nada enorme, pero es que yo no quería que me excitase porque aún no sentía nada por él.

Sin embargo, parece que es una persona medio noble, ya que no ha esperado a utilizarme para luego dejarme y que yo sufra. ¿Es mejor así? A lo mejor se piensa que él siempre fue un segundo plato para mí desde lo de Moisés o tiene planes con su ex. Lo de Moisés fue la excusa perfecta para dar el paso y hablar con él como dos adultos. Yo nunca he querido a Moisés, a lo mejor me gustaba un poquico pero nada más; la intención no era otra que charrar de algo con un profe. Con Alfredo supe que pasaría algo; el primer día me echó un piropazo con que tengo una cara de artista. Ahora me doy cuenta de que en verdad solo se estaba quedando con ganas de mi polla. A quien se le ocurre decir al terminar una cita: me quedo con ganas de esto (mientras te coge tu pene).

No sé si me gustó, me esperaba mucho más en general. Desde enero esperando tener un encuentro, llega el último examen, pasa un mes con sus respectivas fiestas del orgullo (tres concretamente), y él se lanza a por la miel de mis labios.

P.D.: Todos estamos un poco locos, pero vernos a nosotros mismos nos salva de saltar al vacío.

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