domingo, 1 de mayo de 2016

Mi vida no tiene el valor que se merece. Aún me persiguen los fantasmas del pasado y no he encontrado el amor. Tengo ideas suicidas y posiblemente las seguiré teniendo. Me gusta pensar que no tengo a nadie. No sé en qué gastar mi tiempo, ese que nunca volverá. Creo que soy infeliz desde los dieciséis, no lo recuerdo bien. Puede que sea el trauma de la adolescencia y el hecho de haber perdido a todos mis amigos. Soy complicado con la gente y bastante vago. Si quiero hacer una carta de suicidio es por no querer fingir más y pasar de este acto de renuncia que es la vida. Tener que comer cada día, tener que cagar cada día, trabajar si hay trabajo, depender de los demás, no elegir casi nada… Ahora parece que la tecnología es lo único que da sentido a mucha gente creando a su vez el “tecnoestrés”; piensen qué pasaría si quitásemos las televisiones de los hogares… la gente se aburriría mucho. Para los que no les gusta leer –como a mí– supongo que la pasaríamos practicando deporte porque estudiar no me va tampoco. Cansa mucho eso de ser bipolar y que no te lo reconozcan, porque yo cada día estoy de una forma. La felicidad puede que me dure solo una hora. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario